Los precios son elevadísimos en casi todas las cosas (exceptuando; tabaco, bananas, ron y hierva). Los productos cuestan algo más que en Francia (allí ya son carísimos!!), véase que desde allí son exportados, o sea, que cualquier mercancía que aquí tengamos a pasado antes por Francia, con ello, tasas y demás, se convierte todo más caro. Para salvar ese problema, los sueldos están un 40% más altos. Convirtiendo a la Martinica en un lugar favorecido dentro de la economía caribeña. Con ese aumento de sueldos, la gente está callada, y supuestamente a gusto. Lo extraño, y difícil de comprender, bajo nuestro punto de vista, es que los productos que aquí se elaboran también son carísimos. Frutas y especies caras, cervezas caras, carnes (alimentación y cosas de meter a la boca en general) caras, menesteres de vida rutinaria, artilugios, alquileres, cultura, …y en definitiva todo, y por todo hay que pagar. Todo. Vaya, que poco tiene que envidiar a los derroteros de la vida ya post moderna.
La gasolina: 30 litros, cincuenta euros. Hoy por hoy, justamente el doble.
El pescado, para haber a tutiplé, también nos parece algo carillo.
La telefonía móvil ultra cara… las compañías francesas sacan buena tajada en éste asunto. Los precios vienen a rondar los 30 céntimos minuto.
La salida del país, prohibitiva. Pocos barcos hay, y solo van a las islas más próximas…Cuba, Jamaica, y esas; nada de nada. Y el avión ya son palabras mayores. Los precios son exactamente iguales, o más caros aún que viajando desde el viejo continente. Sudamérica en general sobrepasa todo los 500 euros en el mejor de los casos, y no ha todo el continente. Evidentemente tampoco todos los días. Va por ráfagas, nunca sabes los destinos que hay exactamente. Son variables. Y de tónica: caros.
Así que dejamos ahí lo que apreciamos; poco a poco nos las vamos apañando.
Lo más barato que hemos encontrado hasta el momento es éste mercadillo solidario que organizaron en un colegio donde trabaja Elisa, recaudación de fondos para el viaje de fin de curso a Cuba. Llevan todo el año recibiendo objetos y utensilios de todo tipo, también la gente colaboró llevando frutas, plantas, refrescos, y repostería.
Si no es por causas de ésta índole (así que hay que estar al quite) la Isla se las gasta en vivir.
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