Christine, la enfermera belga, es la que hemos decidido que se quede en casa (porque hubo otros que la visitaron… pero ni hartos nos apetece vivir con ellos) así que hemos quedado que el sábado se instale… la otra habitación que queda libre también se la va a quedar una amiga suya, así cuando nosotros nos vayamos se pueden hacer cargo ellas dos. Elisa también a empezado a dar clases particulares de conversación a una chica universitaria, no tiene que moverse de casa y ni que prepara nada. Está bien… dos horas por semana.
El viento primaveral ya está dando paso a la temporada seca… pocas semanas quedan ya!!
Y la cuesta de enero… también se va. El viernes hemos hecho una quedada de juegos en casa con Rocío y Sylvia (monopoli martiniqueño, mikado… y ron, birras, vino… muy hogareño, y divertido… pero que bien nos lo pasamos con ellas… de verdad que aquí, son nuestras amigas)… unirse ante la crisis es una buena solución…
¿y el sábado? Al norte (por el día… ya que hoy se instala Christine, la enfermera belga, y no es plan de no estar en casa… algo habrá que hablar…). Y con ella, la primera sorpresa… no es una… son dos. Sí, la amiga esa que iba a venir para el día quince cuando Christelle se las najara llegó con ella… y sin avisar… poco importa la verdad, pero eso se dice… y a decir verdad, tampoco son dos; ¡¡son tres!!
…porque Baila, la gata, también va con ella.
El domingo todo el santo día en la playa… la siguiente semana a ver si con un canto en los dientes…
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