viernes, 6 de marzo de 2009

PLÁTANOS


El elemento más significativo de la Isla puede que sea el plátano… cuarenta y un variedades diferentes se dan aquí.

El plátano es originario del Sureste de China e Indochina. De allí pasó a la India y se cree que fueron los ejércitos de Alejandro Magno quienes lo llevaron al Mediterráneo, donde se estableció su cultivo sobre el siglo VII. A Canarias llegó en el siglo XV procedente de Guinea, y desde el archipiélago, los conquistadores españoles lo llevaron a Santo Domingo y Jamaica, para posteriormente extender su cultivo por el resto del Caribe, Centroamérica y Sudamérica. Después retornó al continente africano y fue rebasando todas las fronteras hasta convertirse en el cuarto cultivo más importante del mundo, después del arroz, el trigo y el maíz.
Actualmente el plátano es parte esencial de la dieta habitual de gran parte de la población de muchos países tropicales y subtropicales y representa un importante papel en la economía de muchos países.

El plátano es el fruto de la platanera, planta que requiere mucho sol, agua abundante y temperaturas constantes, en torno a los 20ºC, características de regiones húmedas y cálidas que resultan por tanto idóneas para este cultivo (por lo que ésta Isla es el paraíso). Es imposible el cultivo de la platanera donde no se disponga de agua de riego. Los sistemas de riego más empleados son el riego por goteo y por aspersión. En verano las necesidades hídricas alcanzan aproximadamente unos 100 m3 de agua por semana y por hectárea y en otoño la mitad. En enero no se riega y en febrero, una sola vez. Los riegos se reducen cuando los frutos están próximos a la madurez. La platanera sólo puede aprovechar el agua del suelo cuando tiene a su disposición suficiente cantidad de aire, por tanto la cantidad de agua y de aire en el suelo deben estar en cierto equilibrio para obtener un alto rendimiento en el cultivo.
La duración de la plantación es de 6 a 15 años, dependiendo de las condiciones ambientales y de los cuidados del cultivo. La plantita que se colocó sobre el terreno de asiento da únicamente frutos imperfectos y los mejores frutos se obtiene de los vástagos nacidos de su pie, que fructifican a los nueve meses de la plantación. Los frutos se pueden recolectar todo el año y son más o menos abundantes según la estación. Se cortan cuando han alcanzado su completo desarrollo y cuando empiezan a amarillear, y los respectivos ángulos longitudinales han adquirido cierta convexidad. Pero con frecuencia, y especialmente en invierno, se anticipa la recolección y se dejan madurar los frutos suspendiéndolos en un local cerrado, seco y cálido, conservado en la oscuridad. Apenas recogido el fruto, se corta la planta por el pie, dejando los vástagos en la base (así vuelve a crecer). Éstos, convenientemente aclarados, fructifican pasados cuatro meses, de modo que en un año se pueden hacer tres recolecciones. En las plantas jóvenes se dejan solamente dos vástagos para tener regímenes muy cargados de fruto y luego, todos los demás años, se dejan cuatro vástagos como máximo, siempre teniendo en cuenta la fertilidad del suelo. Lo normal suele ser encontrarte con cultivos a tutiplé (más aún sin cabe en el interior y el norte), y todos ellos; como tónica general tienen las bananas introducidas en bolsas de plástico azules para su protección a plagas, y demás…

Los frutos, de forma oblonga y algo curvada, se agrupan en una piña que cuelga con el vértice hacia abajo debido al elevado peso del racimo. Este racimo se compone de un eje o pedúnculo, largo y grueso, en el que se insertan pequeños manojos de frutos, a los que se denominan "manos". A su vez, la "mano", se compone de frutos simples (plátanos) a los que se denominan "dedos", el número de "manos" suele ser de 10 por racimo, y el número de "dedos" por "mano" es de 15 a 20.
Actualmente, los programas de mejora genética persiguen obtener variedades híbridas más resistentes a las plagas y enfermedades, así como menos exigentes a las condiciones de cultivo, a fin de obtener variedades de gran productividad, conservando e incluso mejorando su excelente sabor y valor nutritivo.
Normalmente el plátano se consume en crudo, lo que permite percibir todo su sabor y aroma. Sin embargo, el plátano también es muy versátil en la cocina criolla y combina muy bien con otras frutas y alimentos como lácteos y cereales con los que se preparan nutritivos y exquisitos postres, batidos cremosos, compotas, etc… Los plátanos machos, usados para cocinar, son un alimento muy común y lo mismo se preparan hervidos, como fritos, rebozados, y de múltiples maneras siendo ingrediente de muchos platos autóctonos. Además, el plátano macho en algunos países tropicales es utilizado para la obtención de una harina que se emplea para la elaboración de pan dulce, bollos y bizcochos.

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