LES ANSES-D,ARLET

El primer viaje que nos dimos por la Isla fue con la profe de Elisa, Nikole…que bueno, bueno, vaya figura. Con deciros que a veces nos llega el recuerdo de la “tata” de Elisa. La verdad es que la tía es un encanto, nos ha ayudado mucho esta primera semana (tanto dejándonos un apartamento en primera línea de playa, como invitándonos a cenar, comer…también a ponche…y la verdad es que se la ve muy sanota…además a su lado esta su marido Ramón…que bueno es un personajillo que es la caña...alguien de los que no hacen ruido…siempre está riéndose (bueno, y ella para que contaros!!), de buen royo…y no sé, son gratas su presencia: parecen cubanos.
Así que el día 28 de Septiembre a eso de las diez de la mañana quedamos con ellos, nos tomamos unos rones con tres cocos…si, si: tres cocos (que ya os contaremos en la sección de gastronomía como se comen y sus entresijos…estad al loro!!) nos montamos en el pedazo de coche que tienen éstos, automático, y decidieron: (porque nosotros estábamos en la parte trasera flipandolo con todo, sacando fotos y tratando de ser lo más cordiales posible, porque uff… si le sigues mucho la conversación a Nikole puedes acabar un tanto fatigado) darnos un pequeño recorrido por el suroeste de la Isla, concretamente a la costa llamada Les Anses-D’Arlet. Pequeños recónditos costeros que viven de la venta de pescado.
Salimos de Le Diamant por una carretera terrorífica de subidas y bajadas constantes, y a los pocos metros de la salida del pueblo nos encontramos con un monumento realizado a los esclavos, por lo visto era un barco de esclavos proveniente de África que naufragó…unas esculturas súper tochas que daban una imagen de desarraigo total mirando con las cabezas agachadas al mar. La foto es del día anterior, que ya nos llevaron hasta ese sitio…pero bueno que sepáis que está en ese trayecto, así que por eso va en ésta visita, jeje (ya sabéis que no me podía aguantar y zasss…la metí!!).
Y la carretera; subida y bajada, subida y bajada, curva para izquierda, curva para la derecha…así continuamos, por un lado de la ladera del Mome Larcher (479 m.) y por otro la mar, el Caribe, extenso y largo…
Desde Pointe de Diamant, el cabo donde giras para el oeste divisamos otra isla, si amigos, otro cacho de tierra; la Isla Ste. Lucie, dicen que hay días que se ve mejor… el nuestro no era demasiado bueno, bueno nos cayeron gotas y todo, pero la verdad es que a nosotros nos hizo muchísima ilusión ver algo a lo lejos, más que mar. Allí hicimos una parada para sacar unas fotillas… Pasamos por Petit Anse hasta llegar a Grande Anse, y la verdad es que el trayecto se nos hizo corto y muy distendido…paramos a comprar pescados, vimos mucho tipo de frutas tropicales, hablamos con lugareños, paramos y volvimos a parar (y es que a Nikole la encantan las fotos y todo está mandando parar para sacarlas)… y para finalizar nos tomamos un magnífico baño en la playa de Grande Anse D’Arlet donde por un lado estábamos encerrados por una montaña media llamada Mome Champagne y por el otro con una un pelín más grande llamada Morne Jaqueline, allí estaba el agua muy calmada y te podías meter para dentro sin problema de entrar en una corriente. Había mucha vegetación y el agua estaba caliente, es la época húmeda y el agua, está caliente. De repente llueve y al momento luce el sol…es todo muy difente.
Al mirar alrededor no sé, algo sentí de buen royo…ahí estábamos en el agua, sin agobios, y por si fuera poco, la estampa que tenía en frente era de recordar, y a mi mente vinieron momentos en los que todos los amigos estamos juntos (idílico pero cierto, por eso me salí ha hacer la foto), a mi vista había una barraca ocupada por un grupo amplio de hombres, mujeres y niños distrayéndose de una manera salvaje y totalmente normal; unos bebían y cocinaban alrededor de la parrilla una gran carnaza, otras charlaban sentadas, mientras que los más pequeños jugaban con el agua…no sé algo que te dejaba tranquilo…y mientras tanto seguíamos bañándonos…vaya, una horita casi en el agua, y eso que hasta llovía!!
Y con la misma, vuelta para casa con igual trayectoria.
Al final, una mañana rica de experiencias recorriendo diferentes trayectos dándonos cuenta de la diferencias que tiene la Isla, de lo Caribeño a lo selvático, de la locura a la cordura, del azul de sus aguas al verde de las montañas…es grato saber que hay colores, formas y sensaciones que te recuerdan a estar como quieres estar en tu propia casa.
Y ésta fue nuestra primera salida…pequeña pero intensa!!