


Cuando viajábamos en el avión (y mucho antes)…nos imaginábamos algo de chapa dura. Pero nuestra sorpresa al aterrizar fue la de autos europeos…nada, tendremos que irnos a Cuba para tener un carro de esos.
Una prioridad en la Isla es tener vehiculo propio, así que ya teníamos decidido que nos íbamos a comprar uno.
Alexandra nos puso en contacto con Justin, (un profesor de gimnasia, negro como el tizón, con un bigote como el del padre-vecino de Urkell) que vendía dos. Uno de ellos el nuestro: Peugeot 106 Kid (Sergio, no es automático, ni tiene elevalunas eléctrico…pero tiene cd y bafles que suenan bien), de gasolina.
La verdad es que no nos gusta demasiado…pero esperemos que nos haga el año!! Y además por 900 euros aquí no se puede pedir otra cosa; claro que nos hubiera gustado más tener una furgo, pero los precios están altísimos.
El lunes bajamos a Fort de France. La cantidad de coches que hay es exagerada, y como te pille en una hora punta estas jodido.
Fuimos a que nos dieran los papeles ya en regla de la venta y cuando volvimos…cosas que pasan; la rueda izquierda delantera pinchada. Nunca habíamos cambiado una…bueno al principio tampoco sabíamos como subía ese gato tan raro (después de mucho investigar dimos con la formula, y ale: para arriba!!).
Así como lo contamos, la primera en la frente…tener que venir a Martinica para aprender como se cambia una rueda!!
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