Hace tiempo que vienen sucediendo asuntos en circulo. Después de la tempestad siempre viene la calma; y después de la tranquilidad grandes dosis de ajetreo.
Christelle, después y con todo lo que yo pensaba, ha vuelto. Y con notición debajo del brazo. Se las larga de casa. La verdad es que se la ve bien, pero sus razones y motivos tendrá. Ha sido todo un shock. Hay dos soluciones, también cambiarnos nosotros de casa, o bien encontrar a alguien que quiera compartir ésta. Ella ha quedado con el casero, que el martes se acercó por el alquiler, para comentarle el percal que se traía entre manos, y para pagarle las deudas que Mathieu había acarreado (y es que ella ha estado con sus padres en su estancia navideña, y trae un cheque para él). Nuestra primera sorpresa, y vuelta otra vez a lo que decía antes de los círculos. Es que él la ha dicho que en el contrato pone que ella antes de pirarselas tiene que buscar inquilino con nuestro consentimiento. Eso es una buena noticia. Por lo menos no vamos a estar tirados, y el problema pasa de manos (ya que ahora tendrá que buscarse algo para ella, y a gente que entre donde ella estaba. El contrato es lo que pone), de todas formas, nosotros miraremos por nuestro lado… no vaya a ser que nos quedemos tirados por mucho que lo ponga en un contrato. Así que bueno, dentro de lo que cabe, es un respiro.
El miércoles, como ya, cada miércoles, cogimos bártulos y nos fuimos de ruta (en la sección de viajes está el video). Ésta vez nos acompañaban (además de Sylvia, que es la profesional del asunto…y con la que nos iríamos a la guerra) Julia, y Clara, que venían acompañadas de unos panolis máximos (una pareja de franceses recién llegados a la Isla)… vaya estampa. La ruta, pues bueno, como ya hemos puesto en la otra sección tenía lo suyo… pero es que estos mangarranes a las primeras de cambio ya se querían dar la vuelta… como si les conociéramos de algo encima!! Vaya estampa: estar en plena naturaleza, lleno de vegetación. De ríos, y cada uno que pasábamos el limpiaba las playeras de ella. ¿Os hacéis una idea? Total, que paramos a medio camino a comer el bocata, y ellos se dieron la vuelta, llevándose consigo las llaves del coche de Clara, y en el todas sus pertenencias. Menudos panolis, ellos dos, y ellas dos… condicionando al grupo. Una y no más. Solo con la Sylvia íbamos mejor.
Y cuando llegamos a casa, papelón: llegaba la familia de Mathieu. Es duro el asunto, y volver a retomarlo aún más. Pero lo necesitan, es lógico y normal, a ellos les llegó un ataúd sin ninguna razón. Su padre tiene una cara de majo que no puede con ella, y su hermana, la misma cara que su hermano. Vienen (a parte de ver in situ lo que fue su vida) a resolver papeleos, y es que los han metido un plumazo de agarrate y no te menees. Han tenido que pagar a tres funerarias diferentes, pagar por velatorios y demás chuminadas que ni llegaron a hacerse. También tienen que sellar el libro de familia en el lugar de la defunción… y quieren abrir el sumario para verlo todo (aunque la policía lo desaconseja, dado lo escabroso del caso; y es que no es plato de buen gusto ver esas imágenes). Pero ellos lo necesitan. No logran creérselo todavía. Solo han visto un ataúd.
Con ellos hemos pasado el resto de la semana, recordando los buenos momentos, contándoles, y enseñándoles por donde el se movía. Los recuerdos que nosotros tenemos, compartiéndolos con ellos. Asombrado me quedé cuando su padre dijo que el dormiría en la cama de su hijo, vaya fuerza… ese hombre tiene el cielo ganado.
Para más inri, el coche se nos ha parado (todavía estamos a expensas de que el mecánico le eche el ojo), aunque va por el mismo camino que la otra vez; batería, alternador, o algo por el estilo. Así que hemos vuelto al taxico (sino lo recordáis lo que era mirar en la sección de peculiaridades al principio)… de vez en cuando descansar de vehículo está bien… aunque esta Isla no está como para andar sin carro.
Para finalizar la semana, nos fuimos al norte… de festival… y otra vez a los círculos. De la tempestad a la calma, y del ajetreo a la tranquilidad.
Pasando por el punto cero: hacía adelante y hacia atrás.
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